Un lago que cuenta historias
Información mezquina vs mi curiosidad, y datos sobre un lago raro que nadie pidió.
La maestra levantó la voz para dirigirse al grupo:
―Este es un lago científico, así que está prohibido tirar nada al agua.
Los chicos hicieron caso y siguieron el recorrido hacia el centro de visitantes que estaba a unos 200 metros.
El lago no era muy grande y, la verdad, tampoco muy impresionante a simple vista. Pero la elección de palabras “un lago científico” se quedaba un poco corta para mi gusto. Sin ánimos de criticar a la maestra, porque no la conozco y no sé cuál era el objetivo del viaje escolar, me quedé pensando mucho en esa descripción insuficiente, incluso mezquina diría yo.
Estábamos frente al lago Crawford en la provincia de Ontario en Canadá, a unos 65 km de Toronto. Es un lago meromíctico, un tipo de lago donde las capas de agua no se mezclan. Según Wikipedia, la proporción entre los lagos meromícticos y los holomícticos (los normales) en todo el mundo es de aproximadamente 1 en 1000, por lo que estábamos viendo un lago bastante excepcional.
Entiendo que no todos tenemos la misma curiosidad por las mismas cosas. Cuando Biko me quiere explicar algo sobre matemáticas que a él le resulta fascinante, yo me aburro y le cambio de tema. Pero ¿por qué no ofrecer más información para aquellos que quieran escucharla? Tal vez había algún futuro científico entre esos chicos que en algunos años va a hacer un descubrimiento revelador sobre los lagos meromícticos. ¿Quién sabe?
En mi caso, no tengo una mente muy científica, pero sí muy curiosa y me gusta aprender cosas nuevas. Cuando era chica mis amigas no entendían por qué leía libros en verano. ¿No se supone que las vacaciones son para disfrutar? ¿Para no hacer nada que tenga que ver con la escuela? Pero para mí, leer en el verano también era una manera de disfrutar de mis vacaciones, tan válida como nadar toda la tarde con mis amigas o salir a comer hamburguesas a una de las dos hamburgueserías en el centro de Junín.
Si tenés una mente curiosa parecida a la mía y querés saber por qué el lago Crawford es un “lago científico”, te comparto algunos datos que aprendí en mi visita al área de Conservación Halton la semana pasada.
Si esto te parece aburridísimo, no te sientas en la obligación de seguir leyendo y andá a hacer otra cosa, como le hago yo a Biko cuando no me interesa el tema del que me está hablando. Él no se ofende, yo tampoco. 😊
El lago Crawford tiene una profundidad de más de 20 metros, y sus características bioquímicas permiten que los sedimentos se acumulen año tras año en dos capas.
La capa superior se mezcla con factores externos, pero no se mezcla con la capa inferior.
La capa inferior, que permanece intacta, permite que los sedimentos se acumulen en el fondo del lago.
Estas capas hacen que el lago pueda contar historias porque actúan como un registro de los cambios ambientales a lo largo del tiempo, similar a los anillos de los árboles.
No suelo tener mucho interés en las masas de agua donde no se puede nadar, o hacer ninguna actividad acuática, pero este laboratorio natural para la investigación de los cambios ambientales y el impacto humano me pareció fascinante. Tanto que tuve que obligarme a dejar de buscar información porque si no, no paraba más. Cuando empiezo a buscar cosas en Google termino en un rabbit hole, como Alicia en el país de las maravillas cuando se cae en el agujero del conejo que parece interminable y se me pasan las horas sin darme cuenta.
Si tenés tiempo y querés meterte en un rabbit hole, te dejo algunas recomendaciones:
Por Jonathan Amos, Corresponsal de Ciencia de la BBC, publicado el 12 julio de 2023.
🎙️Un Podcast: Adiós, Plutón
De las profundidades del lago te recomiendo ir al espacio con este episodio de Radio Ambulante. Confieso que muchas veces me olvido de que Plutón no es más planeta.
Durante décadas el Sistema Solar tuvo nueve planetas. Así se enseñaba en libros, documentales y museos de todo el mundo. Pero cuando dos uruguayos comenzaron a liderar un debate que podía quitarle la categoría de “planeta” a Plutón, la comunidad astronómica internacional se dividió en dos.
📚Un libro: Un verdor terrible
Este libro de Benjamín Labatut es rarísimo y fascinante para una persona bastante alejada del mundo científico como yo pero que ama que le cuenten historias. De qué va:
La literatura explora la ciencia, la ciencia se convierte en literatura. Benjamín Labatut ha escrito un libro inclasificable y poderosamente seductor, que habla de descubrimientos fruto del azar, teorías que bordean la locura, búsquedas alquímicas del conocimiento y la exploración de los límites de lo desconocido.
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¡Hasta la próxima!
María Pía
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